Por qué nos están invadiendo las ratas

Hoy por hoy es más que probable tropezarse con una rata en cualquier gran ciudad del mundo.

Admirados por algunos y odiados por otros, estos roedores constituyen una auténtica representación de la bella y la bestia del mundo animal.

Con sus grandes orejas, ojos oscuros, largos bigotes y pelaje liso, la rata debería ser uno de los animales más adorables y adorados.

Pero para muchos es todo lo opuesto.

El idioma español, así como el inglés, está lleno de asociaciones negativas con el roedor: llamar a alguien rata es decirle que es despreciable o tacaño; un ratero es alguien que hurta cosas de poco valor, por ejemplo.

Y quizás no es sorprendente que tengan tan mala reputación: causaron la peor plaga de la historia -la peste negra en el siglo XIV- y hoy en día son responsables de la propagación de la leptospirosis, salmonelosis, toxoplasmosis y otras infecciones y parásitos.

Pero si uno mira más allá de ese lamentable atributo, se encuentra con un animal fascinante.

Además, cualquiera que sea nuestra opinión, se trata de una de las especies invasoras más exitosas de la historia.

¿Cuáles son los secretos de su éxito? y ¿cómo hemos contribuido los humanos?

Ratas: realidad y ficción

 La sola mención de la palabra "rata" lleva consigo muchas connotaciones negativas, pero, ¿realmente esos animales merecen semejante mala fama?

  1. Lo malo

Se estima que estos roedores son responsables de echar a perder una quinta parte del suministro mundial de alimentos de forma anual, llegando las perdidas por bienes ensuciados o dañados a superar los 18.000 millones de Euros.

La gente piensa que las ratas son sucias, aunque realmente dedican largos periodos al aseo y la limpieza diaria.

Sin embargo, las ratas se comunican y demarcan su territorio orinando por dondequiera que van, pudiendo ser vector de origen de enfermedades y/o infecciones.

Además, las pulgas de la rata negra pueden transmitir bacterias nocivas en caso de que haya mordedura a humanos.

Las ratas también impactan en la fauna pues se alimentan de insectos, mamíferos pequeños, anfibios, reptiles y aves que anidan en el suelo, que son presas particularmente fáciles.

  1. Lo bueno

Las ratas, sin embargo, también tienen sus beneficios, ya que son una fuente de alimentación para depredadores tales como zorros, comadrejas y búhos.

 Además, debido a sus técnicas de búsqueda de alimento, las ratas actúan como dispersores de semillas, y sus madrigueras también tienden a airear el suelo, mejorando así su condición general.

Estos carroñeros también se las arreglan con las montañas de basura que dejamos a nuestro paso. De este modo cumplen un trabajo vital en la reducción de los desechos y residuos.

El rol de los humanos

Los humanos tenemos nuestra parte de responsabilidad cuando se trata de la propagación de las ratas, ya que somos nosotros quienes las transportamos de un lugar a otro. Dondequiera vayamos, ellas irán detrás de nosotros.

Esto es porque las ratas, al igual que las palomas torcaces, los tejones y los zorros, por nombrar sólo algunos, son sinúrbicos: especies que prosperan en hábitats urbanos de manera que se mudan a vivir en pueblos y ciudades. Y es fácil entender por qué: hemos creado las condiciones perfectas para su bienestar.

Las ciudades están llenas de lugares cómodos y acogedores en los que las ratas pueden criar a sus familias. Casas, alcantarillas o edificios abandonados les brindan calor y protección. Y a medida que nuestra expansión urbana continúa, estamos creando más hábitats para las ratas.

Los humanos desechamos montañas de comida -alimentos altamente calóricos- que termina siendo devorada por las ratas omnívoras. Los abonos orgánicos, los alimentos para aves y la intensificación de la agricultura le están proporcionando a cada vez más ratas la energía suficiente para crecer como nunca antes.

Pero, de lejos, el mayor impacto que hemos tenido se debe al uso generalizado de rodenticidas -pesticidas utilizados para matar o eliminar roedores-, pues impulsó la expansión de poblaciones de ratas resistentes al veneno, conocidas como "súper ratas".

Las ratas comen casi cualquier cosa e inspirados en la manera en la que hurgan entre la basura por encontrar alimento, descubrimos una manera facil de controlarlas: mezclar la comida con veneno.

Los raticidas anticoagulantes funcionan después de ser ingeridos al prevenir la coagulación de la sangre, lo que lleva a la muerte. Quizás el más famoso de la "primera generación" de rodenticidas anticoagulantes es la warfarina, el cual fue lanzado en 1948 y parecía ideal ya que es inodoro e insípido. Es eficaz cuando se mezcla con alimentos, porque los roedores vuelven una y otra vez y se siguen alimentando durante un período de días hasta que una dosis letal se acumula.

No obstante, algunas ratas pueden resistir el efecto del veneno, y están sobreviviendo, reproduciéndose y transmitiéndole su resistencia a sus crías.

Para combatir el auge de ratas resistentes al veneno, se lanzó una segunda generación de rodenticida: las súper warfarinas. Tuvieron éxito en un principio, pero ya hay poblaciones de ratas resistentes a esta versión mejorada.

Así como el uso generalizado de antibióticos en los seres humanos está ayudando a crear cepas de "superbacterias" resistentes, el uso de rodenticidas está creando poblaciones de "súper ratas" resistentes al veneno.

Strachan, M (29.07.2014). Porque nos están invadiendo las ratas. https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/06/140626_ciencia_ratas_explosion_global_finde_msd

 


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